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"Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro"
Albert Einstein

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lunes, 27 de enero de 2020


"Ring ring.

Ha llamado la abuela. Que qué tal todo. Que si todo bien. Que cuándo me caso. Ay, abuela, qué cosas tienes, que antigua. Niña, que yo a tu edad ya llevaba 6 años casada.

Avanzo por la casa. Buenos días, cariño. ¿Has dormido poco?, tienes mala cara. Que cuándo voy a cortarme estos pelos. Que parezco una salvaje. Hija, si yo lo digo por ti. Que estarás mas mona.

Desayuno. Que a qué hora salgo hoy. Vaya hija, todo lo que trabajas. No, eso no es algo bueno. Pero a trabajar no irás así, ¿verdad?, que cuándo te quitas eso que llevas en la nariz. Que dónde vas así. Te hace más fea.

Un mensaje. Hola ¿Qué haces? ¿No puedes quedar hoy? Que a ver cuándo dejo este trabajo, que me tiene esclavizada. Que tú vales mucho más. Y a ver si me haces un dibujito ¿eh? porque me lo regalas ¿no?

Oye, ¡Cuánto tiempo sin hablar! Ya ves, tía. Todo bien, si si. Oye y tú sigues con ese tío que... ¿No? Con quién. Pero ¿informal? Cuánto de informal. No lo estoy entendiendo. A ver cuándo sientas la cabeza un poco, hija, que se nos pasa el arroz.

Me flipa el que tienes en las costillas.¿es un lobo, no? Loba, loba, perdón. Que cuántos llevo. ¿Tan pocos? Que cuándo me hago el siguiente. ¿Tantos? Que cuándo voy a dejar de pagar por estas tonterías."

Todos me preguntas por CUÁNDO, pero ninguno es capaz de decirme POR QUÉ. Por qué os preocupa tanto

lunes, 20 de enero de 2020



Soy fuerte.
Soy muy muy fuerte.

Y resistente. De Acero. De Titanio. De Diamante.
En bruto, por explotar. Un diamante que puede con todo lo que ya ha pasado anteriormente


Porque he pasado por mucho. Mucho. Muchísimo.
Cosas que te dejan temblando. Cosas que te hacen plantearte quién eres. Para qué vales. Por qué estás aquí. Y si merece la pena tanto.

Pero estoy aquí. Entera. Fuerte. Muy fuerte.
Y viva. Vivísima. Viviente. Sobreviviente. Superviviente.

A pesar de todo. A pesar de todos. A pesar de cómos y sin muchos porqués. Estoy viva.
Porque puedo con ello. Porque puedo con todo. Aunque duela. Aunque no me lo crea.

Aunque crea que esto me esta destruyendo. Solo quema. Solamente está ardiendo. Dentro de mí.
Y el humo no me deja ver. Ni respirar. Y las llamas me están abrasando. Y me quiero ir.
Me quiero ir de aquí.

Pero no tengo por qué esconderme. No tengo por qué huir. Porque este es mi sitio. Estas son mis llamas. Este es mi incendio. Entero. Mío. Todo todito mío.
Y estas llamas solo me recuerdan lo que soy.
Diamante
Ignífugo.
Eterna.

Soy suficiente para resistirlo. Soy suficiente para poder con ello. Puedo con ello.
He podido con ello antes. Puedo con ello ahora.
Hoy no lo siento así. Pero lo sé
Lo sé
Lo sé
Lo sé

Lo sé muy bien. Y mañana lo sentiré dentro.
Este es mi incendio.
Estas son mis llamas.
Y solo queman lo caduco, lo degradable. Lo orgánico.

Nunca.
Jamás

Al diamante

domingo, 31 de marzo de 2019




Oye, ¿pero tú siempre vas maquillada? Seguro que eres de las que se pasan dos horas en el baño. Yo no sé de donde sacas tiempo, de verdad,y ganas. Sobretodo ganas. Yo prefiero quedarme durmiendo y que la gente me vea mi cara tal cual.

Menuda cara de cansada tienes, ¿estás mala o algo? Claro, tanto salir, tanta cosa, hija es que ya tenemos una edad para estar todo el día por ahí. Mi madre utiliza un corrector, buenísimo eh, luego le pregunto cuál es. Yo es que nunca he sido de tener ojeras, es genético. Ni granos, ni uno. Pero tú si, ¿no?

Normal, tía, que estés reventada. Si es que no paras de trabajar. Y los fines de semana tenías la cosa esa, claro, si es que al final ni tiempo para comer. Pero mira tía, te estás quedando hecha un fideo, que ahora para el verano viene genial. ¡No hay mal que por bien no venga!

¿Y no te cansas de ir siempre de negro? A ver, no sé, a mi se me haría bastante aburrido. Que cada cual tiene su estilo y no pasa nada ¿eh? solo digo pues que al final la gente se lleva una impresión de ti que quizá no es verdad. ¿Y te dejan trabajar con todos esos piercing, los tatuajes y tal? ¿Ah, si? fíjate, a mi prima le hicieron quitarse el de la oreja. Yo no sé que pensaría de ti si te viera trabajando.

 De verdad,que pasa conlas mujeres que están obsesionadas con su imagen. Que viven contando calorías, con el maquillaje en el bolso no vaya a ser que se les mueva una pestaña. Que pereza de verdad. Oye, te acuerdas de Blanca la de clase? Como una vaca se ha puesto. Como una puñetera vaca.



jueves, 28 de marzo de 2019





Se curó con Lavanda y Romero
Con gasas de algodón y paño,
Tendiditas con mimo 
en su piel de alabastro

Mostraba sus cicatrices,
de rosa y relieve
porque una se cree invencible
cuando ve lo que ya no la hiere.

Pero cosió muy pronto
la herida que debía de sangrar
y fingió que no había lágrimas
cuando tenía dentro un mar.

Lo siento, mi niña
que otra vez nos tenemos que encontrar
Me voy a quedar contigo
hasta que solita puedas caminar

sábado, 29 de octubre de 2016

Sigue jugando




Qué delicada es la paz.
Qué tremendamente fácil es comenzar un guerra. Una lucha. Una batalla.

Una batalla siempre perdida.


Cuando pasan estas cosas, no puedo evitar imaginarme los mil y unos diferentes escenarios en los que esto podría haber sido otra cosa. Todos los universos en los que podría haber habido otro final.
Pero la realidad es solo una. El tiempo es el que tenemos y pensar en otros es redundante.

Es tóxico.

Cuando pasan estas cosas, solemos pensar que todo podría haber ido bien. Que estuvimos tan cerca de la perfección. Que ese pequeño detalle lo fastidió todo y que, sin eso, todo habría sido genial. Pero no es cierto. Hay cosas que no están hechas para salir bien.

Hay cosas que cuando salen mal, están saliendo bien.

Y no pasa nada. En realidad todos seguimos adelante.
Pero la autoestima es una brújula desimantada, que apunta donde quiere y cuando quiere. No es nada de fiar.

¿Por qué parece que todas las interacciones que tenemos con otras personas deben tener significado?
¿Por qué nos cuesta tanto entender que la mayoría de las veces no dejamos huella?
No dejamos huella.
No cambiamos la vida a nadie.
No somo un antes y un después. Y eso nos duele.

Porque sabemos que somos especiales, que valemos la pena y que podemos dejar rastro en las vidas que tocamos. Solo que, a veces, eso no es así o no tanto como quisieramos.

Hoy la brújula dice que yo no soy lo suficiente para hacer un cambio. Dice que me faltan detalles, cosas que se adapten mejor al hueco que, sin quererlo, he intentado rellenar.
Dice la brújula que no ha sido un mal intento, pero por favor, ni de lejos. Dice que me han ganado la partida, y que si quiero jugar de nuevo.


Escúchame. Soy todo lo que tengo que ser. Yo no hago cambios, yo soy el cambio que necesito ver en mi vida y en el mundo.
Mis detalles se multiplican en cada pestañeo y mi misión no es rellanar espacios que nadie me llamó a llenar.
No estaba compitiendo, no lo estaba intendando. No he perdido nada porque yo sigo conmigo y ese es mi premio.

Que juegue tu madre. Im done with this.

Soy una batalla perdida, en una guerra que ya ha firmado la paz.

lunes, 27 de junio de 2016

Daydreamer





Otra vez aquí. Tú y yo. Yo y tú.
Siempre el uno para el otro, eh?

Bueno, miento. Tú, yo y la hoja en blanco.

Tú no lo sabes. Claro, cómo ibas a saberlo? Si yo no te lo he contado, y no eres de mucho preguntar. Me tienes siempre en vilo, a la espera de que digas algo que yo sea capaz de entender. A la espera de que puedas entender lo que yo te estoy diciendo. Tú no eres de muchas palabras.

Pero, en fin, sigamos.

Te decía, pues, que hay algo que tú no sabes y es que tú, como tú, vas cambiando.
Nunca eres el mismo tú.
Te mueves según mis ojos, mis dientes y mis manos. Pero esto no es de ahora. Si lo piensas, esto ha sido así siempre.
Tú has tenido los ojos más bonitos del mundo y la colonia más rica.
Has sido mi recuento de pecas favorito y mis paseos más largos.
Contigo he visto madrugadas de todos los colores.
Tú me has reventado en mil pedazos para que, luego, tú me hayas intentado coser con aguja de punta fina. Pero aguja al fin y al cabo.


Tú. Siempre has sido tú. Pero tú a veces has sido yo.
Has sido mis miedos, mis inseguridades y mis debilidades.
Tú has sido la sorpresa del día, la despedida del año y la lección de la vida.

Tú vas cambiando y yo sigo inmóvil, viendo cómo decides aparecer o desaparecer de mi vista y quién decides ser ahora. Mientras, yo soy los mismos ojos ambarinos, la mismas costillas llenas de cosquillas y los mismos supiros tristes.

Ahora estás otra vez aquí. No sé cuándo decidiste volver ni por qué, claro, qué voy a saber yo si tú a mi no me cuentas nada. Si tú jamás me quieres explicar qué haces, qué dices, qué piensas. Porque tú solo vienes, me enredas, me tejes, me coses y me llenas de cenefas. Me pintas de tus colores favoritos, luego me dices que no te gustan, luego te vuelven a gustar. Dices que con la luz del atardecer, se ven mejor.

Y luego, te vas. Otra vez. Sin explicaciones, sin despedidas.

¿En qué pensarías tú cuando me pintabas? Quizá, en otros colores, en otros pinceles. En otras costillas con otras cosquillas. En otra luz, quizá del amanecer, o puede que incluso en la noche más cerrada.

No me lo vas a decir. Pero lo cierto es que te gusta que sea tu lienzo. El problema es que yo ya estoy cansada de aguantar tus brochas, tus pinceladas y tus colores imposibles. Estoy harta de intentar que la luz sea perfecta, de sentirme mal por los temblores de mi piel y por los crujidos de mis articulaciones. Porque lo intento yo, intento cosas que tú nunca me pides, que ni siquiera sé si son necesarias.

Estoy llena de ti, y cuando te vayas de nuevo me quedaré vacía y quebradiza. Pero te tienes que ir.
Te tienes que ir porque aunque me encantan tus colores...

Me gusta mucho más el color de mis ojos.


Te decía que tú cambias mientras yo sigo como siempre. Creo que te he mentido.
Tú cambias porque yo lo hice primero, porque siempre apareces en el momento más perfecto y te vas cuando menos conviene. Haces lo que te da la gana.

Déjame que me cosa y me coloree yo sola y, así, cuando vuelvas, podré decirte que a quien buscas...
ya no existe.

viernes, 8 de abril de 2016

¿Qué? ¿Qué de qué?




Hay días en los que el Sol te levanta suavemente por la mañana.
Días en los que el espejo te devuelve una imagen alegre, natural, bonita.

Hay días en los que todo parece que va rodado, las escenas de un cuento perfecto que se suceden unas a otras suave, dulce, tranquilamente. Y allí estas tú, protagonista, luciendo sonrisa de anuncio y preguntándote que has hecho tú para merecer tanta suerte y tanta belleza.

Hoy no es uno de esos días.

Hoy en un día de "para qué me habre levantado yo de la cama". De no encontrar las ganas de seguir porque no sabes en qué dirección andas ni si vas demasiado deprisa o demasiado despacio.

Hoy me han hecho sentir que pedía el tiempo. Me han hecho sentir que mi criterio no tenía valor, que mi voz debía ser callada y que sólo me necesitaban por mi existencia corporal.

Existencia corporal que, dicho sea de paso, han juzgado, han opinado y han criticado a su antojo. Hoy me han hecho sentir que solo valgo por mi cuerpo y que, además, mi cuerpo no vale para nada.
Me han querido avergnzar, me han puesto al límite y he sentido la necesidad de gritar, de reñir, de denunciar todas esas injusticias que estaba viendo y padeciendo.

Pero no lo he hecho. Me he callado.
Me he callado por no discutir, por no sembrar en mi sentimiento de enfado y odio. Pero la realidad es que ya estaba plantado y, ahora, los brotes se están extendiendo.


Todos esos brotes que se riegan con las demasiadas responsabilidades que tengo, la falta de tiempo, la desmotivación, el nerviosismo y, por supuesto, con antiguos demonios.

Otra vez, me he sentido mal conmigo misma y, otra vez, me he echado la culpa a mi.
Por eso escribo estás lineas, totalmente para mi, para entender DE UNA VEZ que no, que no ha sido culpa mia. QUe yo no puedo elegir lo que oigo ni lo que siento, y que la reacción a las palabras ajenas se puede controlar pero no lo que nos afecta.

Hoy tengo la cabeza llena de dudas, de miedos, de nostalgia y de rabia. Hoy tengo ganas de que se solucione todo solo.

Pero no va a ocurrir. Por eso, mañana pienso levantarme con la esperanza de que sea uno de esos días en los que el Sol te levanta suavemente por la mañana.