Bienvenido

"Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro"
Albert Einstein

Buscar este blog

viernes, 29 de noviembre de 2013

dawning


Las madrugadas. 
Catalizadores de las emociones. Da igual lo que te pase, lo que pienses o lo que sientas. Si es de madrugada será mucho más grande.
Alguien debería avisar de que, al igual que una canción que subes el volumen en su parte más épica, las madrugadas nos suben el volumen de las emociones. La sangre va mas rápido, el corazón late más rápido, la respiración se acelera y los ojos navegan de lado a lado. No habrá primavera lo suficientemente hormonada que se compare al potencial de una madrugada.

Cuando nos pasa algo bueno, este amplificador horario es maravilloso. El aroma se transforma en perfume, la caricia en masaje y la mirada en proposición.
Pero cuando la dicha no es buena, la eternidad toma un nuevo significado y el dolor otro baremo. Aunque no hay motivo para desolarse. Dicen que las peores noches preceden a los mejores días y que no habrá noche lo suficientemente larga que no termine con un amanecer.
La oscuridad es como un camaleón, que se adapta a los colores de nuestra cara. Y si lloras, todo tendrá color lágrima. 
Pero si ríes...

¡Ay si ríes!

domingo, 27 de octubre de 2013

III Carta a la Eternidad








Mi querido lector, normalmente en estas letras suelo hablar de mi, de como vivo, como siento o como hago. Otras muchas veces, hablo de ti, de cómo ayudarte y de cómo te sientes, que seguramente sea como alguna vez me he sentido yo.
Pero hoy no, hoy no voy a hablar de mi, ni de ti.

Voy a hablarte de ella.
Ella.

Tiene el pelo pelirrojo, con reflejos muy dorados. Dicen que yo saqué mi melena de ella, aunque para mi no se parecen en nada. Tiene unos ojos enormes, redondos y verdosos, que aunque miran muy severos soy muy muy tiernos.
No es muy alta, pero no por ello abusa de tacones. Ahora, eso sí, es coqueta como ella sola. No deja pasar el carmín y es la única persona que conozco que sabe y utiliza tocados. Esos sombreritos chiquititos que parecen de juguete. Pues ella se los pone, más chula que ná

No tiene carrera universitaria, pero sabe prácticamente de todo. Y lo mejor de todo, es que de lo que no sabe, no habla. No es de estas personas que presumen a cabeza vacía y boca llena. Para nada. Aprende de todo porque sabe que puede hacerlo. Es severa y en muchas ocasiones puede parecer desagradable o desarraigada. Parece imposible que una persona así sea tan increíblemente dulce y cariñosa

Pero no cariñosa de mentira. No es de esas que dicen te quiero siempre, o estén siempre abrazándose. Ella sólo te da un beso, pero el beso más sincero del mundo. Y cuando te pregunta por tus cosas, puedes apostar que de verdad le interesan.

Me acuerdo cuando le conté cómo había ido mi primer año de carrera.
-Abuela! Lo he aprobado todo! y a la primera convocatoria!
-Ay si? Qué bueno, bonita! Cuánto me alegro! que bien te lo vas a pasar este verano entonces!

Sentía toda la felicidad que yo tenía dentro.
Quién me iba a decir que iba a ser la última vez que podría contarle mis éxitos académicos. O mis fracasos.
O que ya jamás iba a verme bailar, con esas flores en el pelo que tantísimo le gustaban:
-Niña, que te has puesto de faralaes? Y la flor qué? la flor dónde?
-Abuela jo..  que la flor se me enreda en el pelo...
-Tú no sale a bailar sin flor y sin coral. Y ya.

Que no sé dónde me voy a sentar en las comidas familiares, porque yo siempre estaba a su lado. Que nadie me va a decir lo bonita que estoy de verde y blanco. Ni nadie le dirá a mi madre que tengo "Ojos de gitana" aunque a día de hoy aun no sepa muy bien si es bueno o malo.

Que te echo mucho de menos abuela, y fíjate que en absurdas tonterías.
Me acuerdo perfectamente de tu olor, de tu tono de voz, que tu forma de andar.

"dejad a la niña en paz, con 18 estaba soltera y con 19 estaba casada"
Fíjate abuela, no me he casado ni con 18, ni creo que me case con 19.

Jamás me di cuenta de lo muchísimo que nos unías a todos y lo importante que eras para nuestra familia.

Y no te escribo más, porque sé que si esto te lo dijera en persona me dirías "Ay, qué pesada eres!"
Cuídanos mucho, abuela, ya que nosotros ya no te podemos cuidar a ti más

Te quiero.




miércoles, 9 de octubre de 2013

The girl who lived



Que se escuche, y que se entienda.

Esos días en los que levantarse parece tan inútil. En los que la fuerza se ha evaporado durante la noche y nos deja como prensados entre las sabanas de la cama. Esos días en los que sale caro hasta pestañear.

Luego hay otros días en los que no hay Sol que te acueste. En los que tu fuerza mueve el mundo y despierta a los pájaros. Esos días en los que sonríes convencido.

No hay tanta diferencia entre ambos. Un concepto, una idea, una palabra que lo cambia absolutamente todo.
¿Café? ¿Sueño?
Mucho más sencillo que eso
¿Fiesta? ¿Amigos? ¿Sexo?
Mucho más personal que eso.

Ilusión.

Por las mañanas no me levanta el café, ni dormir ocho horas. Ni siquiera los estrógenos mezclados con adrenalina endulzados de endorfinas.

No hay química lo suficientemente potente que pueda imitar la Ilusión.
Cafeína, Dopamina, Melatonina... ni siquiera juntas consiguen la Serotonina que produce el tener algo por lo que vivir.
Algo por lo que soñar.
Por lo que luchar.

Y no importa que la noche anterior lloraras hasta dormir. Que pelearas con todo ser viviente a tu al rededor.
O que fracasaras en todos tus intentos anteriores.
Si tienes una mínima esperanza de que puede pasar, de que puedes conseguirlo, te levantarás con la sonrisa dibujada, las pilas cargadas y la actitud necesaria.

Mi Ilusión, ser alguien.
Y me levantaré hasta que lo consiga. El día que no me levante más, lo habré conseguido.

jueves, 29 de agosto de 2013

When is all over



"El verano ha llegado y pasó
La inocencia puede nunca perderse
Despiértame cuando septiembre termine"  
                                                  Wake me up when September ends, Green Day


Siempre he creído que un día son 24 horas cargadas de oportunidades para conseguir todo lo que imagines. De Sol a Sol, puedes ver crecer tu imperio, avanzar tus pasos y abrir tus puertas. En un día todo puede cambiar, pero nunca sabemos de qué forma.

El día amanece con toda su luminosidad, dejando ver con cada rayito de luz todas esas esperanzas que te cargaban de energía y positivismo. Pero empieza a llover, y aunque no des importancia a la primera gota, las 300000000 sucesivas te darán conciencia. Y si no das impotancia a la lluvia, puede que si se la des al viento, a los truenos, a los relámpagos o al granizo. 
El día tiene 24 horas cargadas de oportunidades para que tu vida se vuelva un absoluto desastre.

Pero Lorenzo se acuesta, cierra sus ojitos sin importarle que tú te hayas quedado destrozado, desilusionado y decrépito. Son tan injustos los rayos del Sol.

Porque todo lo que iluminan, lo dejan en la oscuridad sin previo aviso. Lo que en un momento era un prado soleado y vibrante, se convierte en un paraje desamparado y tenebroso. 
Y quizá ese sea el objetivo, hacerte creer que sin él todo se vuelve lúgubre y oscuro. Y cuando te dejas llevar por los demonios, te resignas a una vida custodiada por la Luna y renuncias a la melanina en tu piel, el Sol aparece de nuevo. Arrogante y autosuficiente, sabiendo que todo lo que le odies será todo lo que le necesites.



Pero, qué puedes esperar de alguien así? De alguien que basa su poder enla necesidad de los demas. Dónde estaba el Sol cuando yo lo necesitaba? Para leer en la noche, para pasear en las madrugadas, para calentar mis develos o simplemente para iluminar y broncear mi cara. 
No, no estaba, porque el Sol aparece cuando quiere y le viene en gana. Cuando el cree conveniente que debe aparecer.

Pero está muy equivocado. Yo no necesito al Sol más de lo que él me necesita a mi.  Porque todos los ganadores necesitan que les aplaudan. Porque todos los heroes necesitan un villano al que enfrentarse. Porque todo ángel necesita un diablo al que negar.

Sin mí, querida Estrella, no eres más que eso, gas incandescente flotando en un universo que te ignora y al que solo coexistes. Yo soy quien apreciaba tu calor, tu luz y tu beso dorado. Yo te hacía sentir importante y valoraba tus esfuerzos incluso cuando nadie más lo hacia. Yo vi virtudes en todos tus defectos y luché porque los valoraras.

Pero ahora, ya no me vale. A quién vas a despertar en las mañanas, entrando furtivo por mi ventana?
Quién valorara tus sofocos en los días de verano y te echará de menos entre la nieve de Enero?
Quién? porque yo, ya no.


Ni me faltas, ni me sobras. Me eres indiferente.

viernes, 7 de junio de 2013

Lucky Charm





Estabilidad, imposible concepto que todos necesitamos. Buscamos algo permanente, eterno y duradero. Un pilar indestructible al que aferrarnos en cada turbulencia de la vida. Un "siempre" que creer a fe ciega, sin temer que muera, caduque o perezca.
Un "para siempre"

Sin embargo, eso la mayoría de las veces no es posible. No es fácil encontrar algo inalterable. Algo que no se vea perjudicado por los tremendos cambios que realizamos a lo largo de nuestra vida. Que no sufra los efectos de nuestros cambios de opinión, nuestras nuevas metas y expectativas, nuestras nuevas relaciones o, incluso, nuestra nueva personalidad.
Qué puede permanecer siempre? Si ni siquiera nosotros somos siempre los mismos! Cambiamos, mutamos, metamorfoseamos... Nosotros no tenemos un "siempre", un "eterno", un "hasta el final". Si no lo tenemos, por qué crearlo? Por qué esa necesidad horrible de mantener una parte de nosotras por siempre, para siempre y jamás?


Sea como sea, es así. Lo necesitamos. Es innato en nosotros. Y nos buscamos lo que sea por encontrarlo
A ese inalterable, ese eterno al que recurrimos siempre en tiempos del cólera, lo llamamos amuleto.

Un amuleto. Consiste en cualquier objeto portatil al que supersticiosamente se le atribuye una virtud sobrenatural: atraer la buena suerte o asegurar la protección del dueño. Pero yo creo que esto, ESTO, es muchísimo más.
Un amuleto es, básicamente, aquello que te alegra (o arregla) el día.
Tus sábanas favoritas cuando te vas a dormir, que te aseguran dulces sueños
Tu taza preferida para el desayuno, que le da otro sabor al café.
Tu canción favorita en el reproductor aleatorio del móvil , que marca el ritmo de tus latidos y de tus pies por la calle.
El saludo de un amigo especial o lejano.
Una pulsera que te recuerda un momento importante.
Un tatuaje...


Hay miles de cosas que sirven de amuleto, y seguro que tú ya has pensado en varias mientras leías mis letras.
No olvides nunca que los amuletos hay que protegerlos, cuidados y quererlos.
Que ni siquiera ellos son para siempre y que el descuido o el olvido pueden arrebatarles esa magia y ese don que les caracteriza.
Y, sobre todo, piensa que no hay nada más poderoso ni más capaz que tu propia voluntad. Si tu quieres tener un buen día, una buena semana, mes, año, o una buena vida, deberás confiar en ti y en lo que tú representas.
Ni en tréboles
Ni en pulseras de hilo trenzado
Ni en nada.

Tú eres el protagonista de tu vida.




sábado, 25 de mayo de 2013

Elephant Ant Ant

"Hijo de hombre, busca y ve. Que tu alma libre esté. Orgulloso un día estarás. Hijo de hombre, un hombre un día serás"


Qué bonito es ser niño. Ser pequeño y no saber, no preocuparse. Mejor aun, no querer saber y no tener de qué preocuparse.
Qué bonito es ser niño, y hacer lo que de verdad quieres. Descubrir cada día un talento nuevo, una habilidad distinta y un don diferente. Sin que nada sea capaz de frenarte, o de asustarte.

Después llega el miedo, los frenazos y parones. Nuestra perdición comienza cuando aprendemos a hablar, que no por ello a entender, y conocemos la tremenda frase:
"No puedo"

La concentración más alta de limitaciones en una sola frase, y además muy corta. Es la máxima confesión de falta de confianza y la fianza de una cobardía innata. Aunque lo peor de todo es que ni siquiera somos conscientes de a todo lo que estamos renunciando con estas palabras.

Muchas veces esta frase precede si quiera al primer intento, dejamos que el miedo hable por nosotros y la mínima posibilidad de que salga mal nos representa. Que triste es abandonar un sueño sin tan siquiera intentarlo.
Pero peor, mucho peor que eso, es abandonar un sueño cuando el primer intento es fallido. Cuando nos caemos, nos damos de bruces contra el suelo y se nos caen encima todas las noches sin dormir, todas las gotas de sudor y de lágrimas, todos los julios de esfuerzos y todos los soles de madrugones.
Ese momento en el que todo parece en vano, en el que nada ha servido de nada y en el que no nos quedan más fuerzas ni más ganas para continuar.

Ese, exactamente ese maldito y decisivo momento, es el que merece un intento más. Sólo otro, de verdad. Siempre lo que nos falta es un intento más. ¿Cómo puedes rendirte ahora? ¿Cómo decir "No puedo"?
Claro que puedes, lo sabes perfectamente, de la misma manera que lo sabías y lo veías posible cuando te planteaste realizar este sueño. Cuando lo veías tan perfecto en tu cabeza, tan posible y tan cercano.
Aquí no vale un "No puedo", porque el haberte equivocado te ha dado toda la experiencia necesaria para que la siguiente vez sea perfecta, para que sea un "Puedo". Pero necesitas una próxima vez. Un intento más.

Ese intento es la diferencia entre el fracaso y el éxito. Entre conseguirlo o no.
Nunca, jamás, te rindas sin haberlo intentado una vez más. Porque llegará un momento, en el que ese último intento sea la vez definitiva.
Siempre hay una definitiva.


No dejes que nadie te diga lo que no puedes hacer. Ni siquiera tú mismo

Elefante encadenado


Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.El misterio es evidente:¿Qué lo mantiene entonces?¿Por qué no huye?Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.Hice entonces la pregunta obvia:–Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.La estaca era ciertamente muy fuerte para él.Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad... condicionados por el recuerdo de «no puedo»...Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...

martes, 21 de mayo de 2013

Happy Ending



"When the night has come and the land is dark, and the moon is the only light we'll see. No, I won't be afraid just as long as you stand.. Stand by me"

Te voy a hacer un regalo.
Un regalo que jamás te han hecho y que muchas veces has pedido. Un regalo que te vendrá bien en los momentos más difíciles y más tristes. El presente que te voy a dar no tiene fecha de caducidad, no se gasta y no se estropea. Puedes utilizarlo cuantas veces quieras que siempre estará como nuevo y no importa si lo tiras o maltratas, no se va a romper.

Mi regalo no tiene piezas, montaje ni instrucciones. Su mecanismo es de lo más intuitivo y no hará falta que te explique cómo funciona. Decirte que, aunque te va a ser muy útil, no tienes que usarlo siempre. Mi regalo se puede guardar perfectamente en un cajón, una estantería o en una cajita. No importa, estará perfecto para cuando lo vuelvas a necesitar.

Tienes ganas de saber qué es? Paciencia, en seguida te lo cuento. Pero primero quiero que sepas que mi obsequio es para emergencias y que espero de todo corazón que no lo necesites. O al menos no muy a menudo. Digamos que este regalo puede crear adicción y, si no se usa correctamente podría tener efectos devastadores. No te acostumbres a usarlo!

Ahora sí, te diré qué contiene mi paquete. Lo he envuelto en algodón, para que no se arañe. Lo he impregnado con perfume, para que huela bien cuando lo abras y le he puesto un lazo, para que no se te olvide que es un regalo.

Mi regalo es una licencia. Te doy la licencia de deprimirte todo lo que quieras.
Estás triste? no te apetece ver a nadie? quieres dormir durante una semana seguida?
Adelante, hazlo. Esta licencia sirve para eso.
Te dejo llorar hasta que no te quede agua en el cuerpo. Te dejo gritar hasta que dejes tu garganta con los mismos desgarros que tu corazoncito y que te hundas en el más espeso y repugnante fango hasta que sientas la misma asfixia en tus pulmones que en tu alma
Puedes hacer lo que te de la realísima gana. No me importa, para eso te lo he regalado.

Pero te voy a poner una condición. Después, levántate.
Vas a beber agua y a cerrar la boca. Vas a despejarte y sacudirte el polvo y, poquito a poco, vas a arreglar aquello que esté roto, a coser los descosidos y desenredar los enredos.
Te parece difícil? es la única premisa que te pongo para que hagas uso y disfrute de este regalo que con tanto cariño te he preparado. Si crees que no estás preparado no pasa nada, simplemente no hagas uso de ella. Esta licencia es sólo válida para los más valientes y los más fuertes, aquellos que son capaces de morder el polvo y besar el cielo. De hundirse en el barro y volar con los pájaros. De morir de pena y vivir de  alegría.

Lo mejor de todo es que todos podemos ser los más valientes y los más fuertes, solo que a veces no nos dejan. Para eso tendrás mi licencia, para que te dejen ver dónde están tus límites, dónde anidan tus talentos y dónde dormitan tus dones.
Y si te da miedo no te apures, mi licencia viene con la garantía de que nunca estarás solo y que de siempre, siempre, podrás salir adelante.

Los finales siempre son felices. Si no es feliz, no es el final.

martes, 14 de mayo de 2013

Picapi



Te voy a echar de menos.
Lo haré, no lo prometo porque no es necesario, pero créeme que lo haré.
Echaré de menos saber y no dudar. Tener y no echar en falta.

Voy a cambiar los suspiros por respiraciones, los latidos por ritmos y los impulsos por razones.
Puede que no sea una decisión acertada, pero esta claro que es una decisión. No puedo decir que pensada, o al menos no puedo decirlo sin mentir. No, no he reflexionado mucho sobre esto pero es que tampoco creo que lo necesite.

Tengo que aclarar que no es lo mismo estar confusa que confundida.
No es lo mismo esperar que ser esperado.
De la misma forma que no es lo mismo estar contento que contener felicidad

Y como no es lo mismo, yo he decidido.
He decidido echarte de menos y mucho. He decidido que no voy a dar ni una calada más al estúpido cigarro que me ofreces. Porque me quema, me adicciona y me mata. Me mata.
No pasa nada.

Te estarás preguntando, por qué voy a echarte de menos?
Pues te echaré de menos por que me voy. Porque estoy harta de vivir en una cuerda floja, apoyada en un punto mínimo que puede ceder en cualquier momento, y soportando los zarandeos de cualquier pequeña brisa. No puedo vivir en un miedo constante.
Renuncio al vértigo, al miedo y a la incestidumbre.

Te voy a echar de menos, pero no creo que por mucho tiempo

Una vez, dije que yo lo pasaría mal durante un tiempo. Pero tu, tu lo pasarás mal cada vez que me recuerdes

lunes, 13 de mayo de 2013

El Mono y el Escorpión


Una vez, en alguna parte, leí una historia. Hablaba de un mono y un escorpión. Habiendo llegado a la orilla de un gran río, el mono decidió atravesarlo a nado. Apenas había metido una pata en el agua, oyó una vocecilla que lo llama. Miró alrededor y, a poca distancia, vió a un escorpión.
“Oye –le dice el escorpión-, ¿serías tan amable de llevarme?”
 El mono lo miró fijamente a los ojos.
 “No tengo la menor intención. Con ese aguijón podrías atacarme mientra nado y hacer que me ahogar”.
“¿Por qué iba a hacerlo? –Respondió el escorpión-. Si tú te ahogaras, también moriría yo. ¿Qué sentido tendría?”
El mono pensó un poco y le dijo: “¿Me juras que no lo harás?”
“¡Te lo juro!”
Entonces el escorpión subió a la cabeza del mono y el mono empezó a nadar hacia la otra orilla.
Cuando estaban casi a la mitad, sintió de pronto un pinchazo en el cuello. El escorpión le había picado.
“¿Por qué lo has hecho? –gritó el mono-. ¡Ahora moriremos los dos!”
“Perdona –respondió el escorpión-, no he podido evitarlo. Es mi naturaleza”.

jueves, 2 de mayo de 2013

Un café con Sal


"Déjame vivir libre, libre como el aire. Me enseñaste a volar y ahora... me cortas las alas"

Dicen que el animal mas terco es la mula. Que jamás podrás convencer a una mula de que cambie su sentido o su camino. Que por donde la mula quiera ir, la mula irá. Y si no quiere ir, ten por seguro que no la vas a mover.

Supongo que el autor de este dicho tan popular debió de vivir solo toda su vida y no se encontró con un ser humano a lo largo de su existencia. Yo no he encontrado bicho más tozudo que el ser humano. Me incluyo, no quiero ser injusta.
Mis amigos, mis profesores, mi familia... en definitiva, todo aquel que me conoce un poquito, suelen decir que es imposible convencerme de nada. Dicen que a mi no se me puede decir qué tengo o no que hacer, porque no voy a hacer caso a nadie, y que hemos tenido la suerte de que lo que tengo que hacer coincide con lo que quiero hacer.
No se si eso quiere decir que tengo una fuerza de voluntad magnífica o que tengo el orgullo y la prepotencia tan hinchado que no hago caso a nadie que no sea yo.
Pero lo triste, es que es cierto. Cada movimiento sale de mi máxima convicción, quizá por eso me duele tanto cuando me equivoco; porque hubiese puesto la mano en el fuego por esa decisión. Conmigo, o cero o nada. Si en el término medio estaba la virtud, soy la más desvirtuada de la vida.

Gracias a Dios, esto no sólo me sucede a mi. Este mundo está lleno de melones, cabezones, tercos, enfilados, cabezotas y tozudos. Gente que "se les mete algo entre ceja y ceja y no paran hasta conseguirlo".
Pero, ¿Hasta que punto esta bien luchar por un objetivo? ¿Dónde está el limite entre la esperanza y la inconsciencia? ¿Entre el tesón y la pesadez? ¿Entre la constancia y la eternidad?

Hay cosas que deben venir solas, que no se pueden forzar. Es como formar una nube:
Por mucho que soples, por mucho que salpiques en el agua y por mucho que subas el fuego, no habrá nube a tu trabajo. Solo puedes sentarte, esperar y esperar, y creer en la esperanza de que tu nube se formará. Y saldrá el Sol, se ocultará, y volverá a salir. Así las veces que sea. Hasta que un día te levantes, mires arriba y ahí, esponjosa y blanquita, verás tu nube. Esa nube que ha nacido, no de tu trabajo o tu insistencia, sino de tu paciencia y tu saber esperar.

Está bien luchar por lo que se quiere, pero está mucho mejor saber cuando parar y esperar que el tiempo, el viento o el destino nos traigan lo que necesitamos. Porque quizá, y solo quizá, eso que queremos no lo necesitamos tanto. No era tan bueno como creíamos o tan indispensable como lo imaginábamos. Y sólo el tiempo nos dará la oportunidad de darnos cuenta.


No hagas de una meta tu vida. Construye tu vida con metas


sábado, 16 de marzo de 2013

Sombra aquí, sombra allá

"Con los ojos abiertos de par en par, para ver bien qué es lo que puede pasar. Tomando siempre un tiempo para pensar. No corras, no necesitas ganar."

A veces, cuando me miro al espejo no me reconozco. Tengo ojeras, los labios cortados y la piel muy pálida. Y los ojos tristes. Los ojos tristes.
Entonces como buena mujer esclava de la sociedad despliego "mi Corte Inglés" de maquillaje. Me pinto las pestañas, maquillo mis labios y tapo mis ojeras. Estoy preparada para enfrentarme al mundo porque ya he escondido de mi lo que no me gusta, lo que estaba mal. Así que ahora que estoy perfecta, ya puedo mirarme al espejo como "de verdad" soy.
E increíblemente, me reconozco aun menos. Porque yo me siento igual, igual de ojerosa, de cortada y de pálida. Pero no se ve. No lo muestro
Y así, cuando alguien me vea, no se creerá que no haya dormido, no entenderá que me sangren los labios ni que me proteja del sol.
Pero verá mis ojos tristes, lo único que no he conseguido tapar de mi.

A veces, no queremos decir que nos pasa. Preferimos guardarnos todo lo malo que os sucede, y bajo siete llaves guardarlo en una caja, cubrirla de hormigón, sellarla con aluminio y custodiarla por un dragón escupefuego. Y ahí, una vez seguros de que nadie perpetrará nuestro secreto, sonreiremos alegremente.
Disimularemos con chistes absurdos, comentarios con un humor tan blanco que roza lo infantil y no pararemos quietos para demostrar lo hiperactivos y contentos que estamos.
Pero en un momento de descuido, te sientas. Te quedas con la mirada perdida. Quitas al dragón, separas el aluminio, perforas el hormigón, buscas las llaves en tu bolsillo y abres la caja. Y suspiras.
Ay! ese suspiro que tanto te delata!
Es ahí cuando alguien se da cuenta de que estás fingiendo, de que hay algo que no va bien
Te pregunta: ¿Qué te pasa? a lo que tú respondes: Nada, no me pasa nada.
Tu voz miente, pero tus ojos no lo hacen.

Es aquí donde tienes dos opciones:
Puedes volver a esconderlo todo, llamar al dragón y con una sonrisa falsa decir: "Nada, si es que he dormido muy mal" y rezar para que tu interrogador finja creérselo y no pregunte más.
O bien, puedes confiar. Sacar con cuidadito  y con un cartel de "FRÁGIL" tus problemas y contárselo a esa persona que quiso mirar más allá de tu cutre actuación.

Si lo cuentas, si confías, puede que seas traicionado, y dolerá. Pero puede que si es la persona adecuada te sientas increíblemente aliviado.
También, si no confías es obvio que nadie te podrá traicionar. Pero tampoco nadie será capaz de llegarte tan hondo como para sentirte realmente aceptado.

Así que, tú decides.