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"Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro"
Albert Einstein

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lunes, 20 de enero de 2014

Amor Amargo

“Incluso las personas que creen que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, miran antes de cruzar la calle”

Una palabra. Una sola palabra para definirla.
Pasión.

Conoces esos perfumes, envasados en tarritos diminutos de cristal, con formas estrambóticas y llamativas? Tan concentrados que una sola gotita impregna con su olor varios centímetros de piel.
Así de intensa es ella, pero lo es tanto que no solo queda perfumada toda ella, sino que se extiende a todo lo que hace, todo lo que toca y todo lo que siente.

Nada es indiferente, todo tiene su por qué, su cómo y su consecuencia. Todo lo vive de tantas maneras posibles que a veces cree que las emociones le desbordan. Pero es mentira, ella siempre lo controla y lo conduce por donde quiere, que suele ser al mejor camino. Busca, encuentra y muestra, siempre tiene algo que haga su día emocionante, incluso en la más dura y gris de las rutinas, ella lo colorea de tus colores favoritos.
A veces, de rojo pintalabios
Otras de blanco tippex
Incluso de naranja Trasto

Pero hay un color que no tengo ni idea de cómo lo consigue. No sé qué mezcla ni mucho menos en qué proporción pero, joder, cómo me gusta ese color.
Es el color de sus ojos, un color de ternura, calidez y cariño. ¿Sabes de color tiene el olor de las avellanas tostadas? ¿O el color del aroma a chocolate caliente? Pues de ese color tiene ella los ojos.
Es un refugio, un oasis donde resguardarte de toda la toxicidad de este maldito mundo. Donde poder abrir tus heridas sin que nadie les eche humo. Donde reír a carcajadas sin que nadie se fije en el color de tus dientes. Un lugar donde ser tú mismo.

Ella es Madriz con rizos.

Es toda una suerte haberla encontrado, y que ella me haya dejado encontrarla. Contando todas esas historias de princesas, torres y caballeros andantes. Con todas esas veces que se distraía con el más mínimo movimiento del exterior. Con esa risa rítmica que tanto me gusta y que recuerdo tan bien.
Me ha enseñado a ser feliz con muy poquito. A sentirme bien. A mirar el paisaje desde muchos sitios para quedarme con lo más bonito, lo más puro. Quedarme con la esencia.


Gracias, princesa de Maine, Reina de Nueva Inglaterra.