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"Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro"
Albert Einstein

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jueves, 29 de agosto de 2013

When is all over



"El verano ha llegado y pasó
La inocencia puede nunca perderse
Despiértame cuando septiembre termine"  
                                                  Wake me up when September ends, Green Day


Siempre he creído que un día son 24 horas cargadas de oportunidades para conseguir todo lo que imagines. De Sol a Sol, puedes ver crecer tu imperio, avanzar tus pasos y abrir tus puertas. En un día todo puede cambiar, pero nunca sabemos de qué forma.

El día amanece con toda su luminosidad, dejando ver con cada rayito de luz todas esas esperanzas que te cargaban de energía y positivismo. Pero empieza a llover, y aunque no des importancia a la primera gota, las 300000000 sucesivas te darán conciencia. Y si no das impotancia a la lluvia, puede que si se la des al viento, a los truenos, a los relámpagos o al granizo. 
El día tiene 24 horas cargadas de oportunidades para que tu vida se vuelva un absoluto desastre.

Pero Lorenzo se acuesta, cierra sus ojitos sin importarle que tú te hayas quedado destrozado, desilusionado y decrépito. Son tan injustos los rayos del Sol.

Porque todo lo que iluminan, lo dejan en la oscuridad sin previo aviso. Lo que en un momento era un prado soleado y vibrante, se convierte en un paraje desamparado y tenebroso. 
Y quizá ese sea el objetivo, hacerte creer que sin él todo se vuelve lúgubre y oscuro. Y cuando te dejas llevar por los demonios, te resignas a una vida custodiada por la Luna y renuncias a la melanina en tu piel, el Sol aparece de nuevo. Arrogante y autosuficiente, sabiendo que todo lo que le odies será todo lo que le necesites.



Pero, qué puedes esperar de alguien así? De alguien que basa su poder enla necesidad de los demas. Dónde estaba el Sol cuando yo lo necesitaba? Para leer en la noche, para pasear en las madrugadas, para calentar mis develos o simplemente para iluminar y broncear mi cara. 
No, no estaba, porque el Sol aparece cuando quiere y le viene en gana. Cuando el cree conveniente que debe aparecer.

Pero está muy equivocado. Yo no necesito al Sol más de lo que él me necesita a mi.  Porque todos los ganadores necesitan que les aplaudan. Porque todos los heroes necesitan un villano al que enfrentarse. Porque todo ángel necesita un diablo al que negar.

Sin mí, querida Estrella, no eres más que eso, gas incandescente flotando en un universo que te ignora y al que solo coexistes. Yo soy quien apreciaba tu calor, tu luz y tu beso dorado. Yo te hacía sentir importante y valoraba tus esfuerzos incluso cuando nadie más lo hacia. Yo vi virtudes en todos tus defectos y luché porque los valoraras.

Pero ahora, ya no me vale. A quién vas a despertar en las mañanas, entrando furtivo por mi ventana?
Quién valorara tus sofocos en los días de verano y te echará de menos entre la nieve de Enero?
Quién? porque yo, ya no.


Ni me faltas, ni me sobras. Me eres indiferente.