Cacahué

A veces surca los cielos. Alto como las nubes y veloz como los pájaros
Otras, subterráneo. Profundo y oscuro como el eco.

La autoestima.
La dignidad.
No, el ánimo.

La alegria y la tristeza se enfrentan en una batalla de gallos y, la vencedora, disfrutará de un intenso tango con mi idiota corazón. Ese corazón tan aficionado a las montañas rusas de la moral, a los espejos transformadores de la autoestima y a las camas elásticas de la dignidad, que estiran y estiran mis argumentos y principios.

Un día alcanzas tus sueños con los dedos, y no existe muro suficientemente alto que te atrape, ni sol que te acueste, ni sonrisa que se apague en tu boca.
Y al siguiente, la caida más brutal y menos física del universo te percute en el cuerpo. No existe oscuridad mas impenetrable, ni aire mas denso ni lagrimas mas frias que recorran tus mejillas y se suiciden en tu barbilla

Niñatas estupidas lo llaman adolescencia.
Psiquiatras sabelotodos, bipolaridad
Yo lo llamo VIDA.

Y no quiero un trabajo estupendo, un marido perfecto, un matrimonio de pelicula, unos niños adorables y monisimos junto a mi pomposo perro como me recomendarias esas estúpidas para conseguir la estabilidad.
Tampoco mezclaré innombrables compuestos quimicos con bases carbonatadas para ser quimicamente estable como me diria el loco del psiquiatra.

Quiero que mi vida tenga épocas buenas y épocas malas.
Quiero ser feliz y ser desdichada.
Estar arriba y estar abajo
Estar en la ola y estar sumergida
Porque si las cosas buenas, lo malo no sería tan malo
y sin las cosas malas, lo bueno no nos parecería tan bueno
Si no existieran Lunes, no nos gustarian tanto los Viernes.

Es bonito valorar lo que tienes.
Aprender a reaccionar a los golpes y a los abrazos
a las espinas y a las rosas.

Adelánte, Hoy comienza el resto de tu vida